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Nacho Cuevas

Oz

Oz Esta vez, el camino de baldosas amarillas a cambiado de color.
Bajo mis pies se extiende una lengua de adoquines grises que no me llevan a ninguna parte.
Ya no está el espantapájaros, ni el león, ni si quiera la bruja mala del este. Hecho de menos a los monos voladores.
Me he cruzado con el gato del árbol que con sus juegos de palabras ha tratado de engañarme, pero esta vez sí conocía mi destino.
Quiero salir de aquí, le dije. Y este, asombrado, no tuvo más remedio que levantar su garra color rosa y mostrarme el camino.
Al leñador de hojalata ya no le quedan troncos que cortar y el león cobarde se convirtió en gatito.
El mago de Oz ha dejando de soñar.

4 comentarios

NI -

SIEMPRE HABRÁ OTROS CAMINOS, TAL VEZ NO LLEVAN AL MISMO DESTINO QUE EL DE LAS BALDOSAS AMARILLAS, Y PUEDE QUE TAMPOCO ESTEN LOS MISMOS COMPAÑEROS DE VIAJE, PERO SON CAMINOS QUE ESCONDEN SORPRESAS Y AVENTURAS QUE MERECEN LA PENA SER TRANSITADOS, QUE PUEDEN VOLVER A HACER SOÑAR AL MAGO DE OZ, Y ESO PERMITA QUE TU CUENTO SEA DE NUEVO RELATADO COMO A TI MÁS TE GUSTE.

Ineiah -

Habrá que dormirle otra vez.

Raquel -

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Gracias

Marta -

Nunca dejes de soñar, ni de escribir aquello que se te pasa por la mente, los adoquines grises pueden volver a transformarse en amarillos, o en otro color.