Oz
Esta vez, el camino de baldosas amarillas a cambiado de color.
Bajo mis pies se extiende una lengua de adoquines grises que no me llevan a ninguna parte.
Ya no está el espantapájaros, ni el león, ni si quiera la bruja mala del este. Hecho de menos a los monos voladores.
Me he cruzado con el gato del árbol que con sus juegos de palabras ha tratado de engañarme, pero esta vez sí conocía mi destino.
Quiero salir de aquí, le dije. Y este, asombrado, no tuvo más remedio que levantar su garra color rosa y mostrarme el camino.
Al leñador de hojalata ya no le quedan troncos que cortar y el león cobarde se convirtió en gatito.
El mago de Oz ha dejando de soñar.
Bajo mis pies se extiende una lengua de adoquines grises que no me llevan a ninguna parte.
Ya no está el espantapájaros, ni el león, ni si quiera la bruja mala del este. Hecho de menos a los monos voladores.
Me he cruzado con el gato del árbol que con sus juegos de palabras ha tratado de engañarme, pero esta vez sí conocía mi destino.
Quiero salir de aquí, le dije. Y este, asombrado, no tuvo más remedio que levantar su garra color rosa y mostrarme el camino.
Al leñador de hojalata ya no le quedan troncos que cortar y el león cobarde se convirtió en gatito.
El mago de Oz ha dejando de soñar.
4 comentarios
NI -
Ineiah -
Raquel -
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Gracias
Marta -