Historias de una estación
Desde hace unos días me paso las horas viendo pasar los trenes desde mi ventana. Ver como arrancan y poco a poco salen con dirección perdida hacia un norte que en mi mente, es como ese país de nunca jamás, maravilloso en su entorno y peligroso en su ambiente. Así lo veo yo. Es curioso observar a la gente, por la mañana temprano, con la mirada atenta a los paneles informativos y deseando que anuncien "Señoras y señores, día de fiesta oficial, no tienen que ir a trabajar, ni al colegio, monten en el tren y disfruten de un bonito viaje". Sería divertido ver la cara de sorpresa que pondrían. ¿Montarian en el tren?. Voy a preguntarles.
Hasta mañana.
Hasta mañana.
15 comentarios
Nacho -
Un abrazo!.
Melinda -
Saludos
Núlís Trámaranz -
Anónimo -
Marta -
Nacho -
Bo Peep -
Marta -
Un beso!
fer -
Marta -
La extraña pareja, también ha vuelto a sus asientos. La única diferencia ahora en todo el vagón es, que a pesar, de volver de nuevo a la cotidianeidad, todos ellos sonrien. Han compartido un momento en el que todas las preocupaciones han desaparecido, y aunque siguen estando ahí, están escondidas.
Todos sonrien, y con la mirada dan las gracias a la extraña chica del bolso rojo, y al hombrecillo tranquilo.
Marta -
Nacho -
Uno a uno, después de pensarlo un poco, comimenzan a levantarse y comienzan a bailar, a cantar, poco a poco, primero con vergüenza y timidos, como esos niños pequeños que se esconden detrás de las piernas de sus padres, pero acto seguido comienzan a cantar todos al unísono ese pegadizo estribillo, como en una película de Lars Von Trier. En ese momento entra en el vagón el revisor y sorprendido dice al aire: "Señores, sus billetes".
Marta -
Nadie se fija en que hay dos personas en el tren, que no tienen prisa. Estamos sentados una enfrente del otro. Él mira un grupo de adolescentes que se cuentan los ejercicios que tenían que hacer de alguna asignatura, y ella, contempla a un par de empresarios, con sus maletines, hablar por el móvil, y con el ordenador portátil abierto.
Tanta tranquilidad... Ella se levanta, se acerca al centro del vagón, abre los brazos, levanta la mirada al techo, y comienza a tararear. Primero suavemente, y luego, a medida que va girando, más alto. Todos se la quedan mirando. Unos comienzan a sonreir con complicidad, otros se echan a reir abiertamente. Y él? Él se levanta, sigue el compás de la canción, y comienza a tocar palmas y hacer los coros.
La gente termina de hacer sus cosas, todos prestan atención a la extraña pareja. Realmente extraña.
Marta -
También va sin prisa, disfrutando del paisaje de trenes y gente.
Choca la tranquilidad que ambos llevamos, con la prisa y urgencia de las demás personas...
Corazòn... -
Joo (se travo mi dedito) bien en lo que estabamos...pues mire usted...que bonito pensamiento...pero no pierda el tiempo en preguntarles, permitame usted hacerle Yo esa pregunta...que harìa usted? seguramente igual se pondrìa feliz...No sabe cuanto deseo que un dìa mi jefa me diga...hoy hay dia libre. Sabe lo que harìa pondrìa esta cara ;o)))))))) y despuès saldrìa corriendo antes de que se arrepintiese...jajaja
Un saludo...y buen dìa...!!!