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Nacho Cuevas

Historias de una estación

Historias de una estación Desde hace unos días me paso las horas viendo pasar los trenes desde mi ventana. Ver como arrancan y poco a poco salen con dirección perdida hacia un norte que en mi mente, es como ese país de nunca jamás, maravilloso en su entorno y peligroso en su ambiente. Así lo veo yo. Es curioso observar a la gente, por la mañana temprano, con la mirada atenta a los paneles informativos y deseando que anuncien "Señoras y señores, día de fiesta oficial, no tienen que ir a trabajar, ni al colegio, monten en el tren y disfruten de un bonito viaje". Sería divertido ver la cara de sorpresa que pondrían. ¿Montarian en el tren?. Voy a preguntarles.
Hasta mañana.

15 comentarios

Nacho -

Viajeros en el tiempo somos todos entrando y escribiendo en este blog que ha estado perdido casi 10 años!!!.

Un abrazo!.

Melinda -

Enhorabuena por tu blog, bonita entrada. Soy una viajera en el tiempo, vengo del futuro, de Tw, más concretamente.
Saludos

Núlís Trámaranz -

Yo también veo los trenes arrancar, casi desde mi ventana.

Anónimo -

...O a punto de meterle mano al chico que te gusta!!

Marta -

Un placer Nacho ;)

Nacho -

Y eso que te lo puse difícil con el corta rollos del revisor. No hay cosa más molesta que un revisor. Siempre llegan cuando estás apunto de dormirte. Gracias guapa!!!.

Bo Peep -

Creo que si montarían en el tren. Quizás pensaran que el de megafonía aún estaba dormido o quizás creyeran que eran ellos estaban soñando...

Marta -

Bueno, no es la mejor que me ha salido, pero la inspiración viene y va...
Un beso!

fer -

A mí me encanta ir en tren y escribir sobre viajes.

Marta -

"Señores, sus billetes" Repite el revisor. Tras un momento de asombro, éste recupera sus formas y comienza a solicitar los billetes. Los pasajeros vuelven a sus asientos, de nuevo sumergidos en la realidad rutinaria. Sacan los billetes y se lo entregan al revisor.
La extraña pareja, también ha vuelto a sus asientos. La única diferencia ahora en todo el vagón es, que a pesar, de volver de nuevo a la cotidianeidad, todos ellos sonrien. Han compartido un momento en el que todas las preocupaciones han desaparecido, y aunque siguen estando ahí, están escondidas.
Todos sonrien, y con la mirada dan las gracias a la extraña chica del bolso rojo, y al hombrecillo tranquilo.

Marta -

jo, y ahora como sigue? Me he quedado sin inspiración. Tan brusca ha sido la entrada del revisor :P

Nacho -

Alguien, desde la última fila de asientos, se ha levantado de su asiento y comienza a bailar al ritmo de la canción con el.
Uno a uno, después de pensarlo un poco, comimenzan a levantarse y comienzan a bailar, a cantar, poco a poco, primero con vergüenza y timidos, como esos niños pequeños que se esconden detrás de las piernas de sus padres, pero acto seguido comienzan a cantar todos al unísono ese pegadizo estribillo, como en una película de Lars Von Trier. En ese momento entra en el vagón el revisor y sorprendido dice al aire: "Señores, sus billetes".

Marta -

...Se agolpan las personas para entrar al tren. Son las 7:12 de la mañana, y todas tienen un destino, una rutina que cumplen de lunes a viernes, irremediablemente. No pierden el tiempo, se acercan a su lugar preferido. Algunos cogen una revista, otros se quedan mirando el paisaje pasar, y otros, escuchan la música que salen de los cascos, o hablan por el móvil.
Nadie se fija en que hay dos personas en el tren, que no tienen prisa. Estamos sentados una enfrente del otro. Él mira un grupo de adolescentes que se cuentan los ejercicios que tenían que hacer de alguna asignatura, y ella, contempla a un par de empresarios, con sus maletines, hablar por el móvil, y con el ordenador portátil abierto.
Tanta tranquilidad... Ella se levanta, se acerca al centro del vagón, abre los brazos, levanta la mirada al techo, y comienza a tararear. Primero suavemente, y luego, a medida que va girando, más alto. Todos se la quedan mirando. Unos comienzan a sonreir con complicidad, otros se echan a reir abiertamente. Y él? Él se levanta, sigue el compás de la canción, y comienza a tocar palmas y hacer los coros.
La gente termina de hacer sus cosas, todos prestan atención a la extraña pareja. Realmente extraña.

Marta -

Me encuentro en la estación de tren, sola, tengo un bolso de mano de color rojo en una mano, y el billete en la otra. Vuelvo a mirar la hora, me quedan todavía 15 minutos, para que mi tren salga. Nervios en el estómago, incipiente dolor de cabeza... la gente pasa por mi lado, sin mirarme, con prisas, para subir a su tren. Camino despacio hacia los paneles de información, busco mi tren, éste sale por la vía 3. A mi lado, hay un hombre mirando también la vía, me ha mirado, me pregunta si es el tren que aparece en el panel. Le digo que sí, y ambos nos encaminamos a la vía.
También va sin prisa, disfrutando del paisaje de trenes y gente.
Choca la tranquilidad que ambos llevamos, con la prisa y urgencia de las demás personas...

Corazòn... -

Buenos dìas tiritititiritero...;o)
Joo (se travo mi dedito) bien en lo que estabamos...pues mire usted...que bonito pensamiento...pero no pierda el tiempo en preguntarles, permitame usted hacerle Yo esa pregunta...que harìa usted? seguramente igual se pondrìa feliz...No sabe cuanto deseo que un dìa mi jefa me diga...hoy hay dia libre. Sabe lo que harìa pondrìa esta cara ;o)))))))) y despuès saldrìa corriendo antes de que se arrepintiese...jajaja
Un saludo...y buen dìa...!!!